El inquilino tiene derecho a acceder a su vivienda con las condiciones suficientes de seguridad, que obviamente incluyen luz en la escalera. Quien debe garantizar ese derecho es el propietario arrendador, a quien se le puede exigir el cumplimiento. Parece desproporcionado acudir a un juicio por cuatro bombillas, pero si no hay caminos más cortos, habrá que echar por el largo, con la seguridad de que antes del tercer paso el arrendador habrá solucionado el problema por el bien de su propio bolsillo. El primer paso es notificarle la necesidad de iluminación y advertirle del siguiente paso.

Puede reclamar a su casero para que éste plantee el problema ante la comunidad, o reclamar usted directamente a la comunidad (dueño del edificio), o pedir la resolución del contrato.

A su disposición para lo que pueda necesitar,
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