El arrendador debe mantener las condiciones de habitabilidad de la vivienda. Si la degradación de las tuberías hace que el agua por las que transcurre se vuelva no potable, entonces será a cargo del propietario el cambiar las tuberías que provoquen el problema.

Pero no todo es trivial, existen muchas poblaciones donde el agua del grifo, aunque potable, no es bebible (por degradación o salinidad), y requiere que los usuarios de la zona compren agua embotellada para su consumo. Si este es el caso de su zona, no podrá obligar al propietario a sustituir unas tuberías cuando un exceso de hierro en el agua no modifica la habitabilidad de la vivienda.

En cualquier caso, si las tuberías se están degradando hasta el punto de afectar el agua por las que pasa, es cuestión de tiempo (poco), que aparezcan fugas; con lo que finalmente el propietario deberá cambiarlas igualmente.

Saludos cordiales.