Enrico comparto las consideraciones metajurídicas de Piscis, la experiencia dice que estas situaciones suelen desembocar en inesperados fracasos, por otra parte si la casa a la que se va a vivir es alquilada, pueden tener problemas vd y la titular del contrato, con el arrendador, ya que el subarriendo está prohibido por la ley.
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Esa mezcla de intereses amorosos, arrendaticios y con hijos de ambas parejas para iniciar una convivencia en común bajo un mismo techo, no es muy recomendable, máxime cuando una de las partes, pretende poder justificar pagos como si se tratara de un subarriendo y teme "ser tirado de la casa cuando ella quiera", ya que más parece una relación por conveniencia crematística, que una relación por amor. Para evitar los problemas que puedan surgir, mejor sería que cada uno permaneciera en su propia casa, con su propio contrato de arrendamiento y con su propia economía doméstica.