El lugar de presentación de la declaración del IRPF es indiferente. En cuanto al domicilio lo mejor es que todos coincidan, también el padrón municipal, aunque a efectos fiscales no es necesario, siempre que no se pretendan mantener dos viviendas habituales, por ejemplo para deducir la adquisición de una y el alquiler de otra.

El domicilio que importa ante Hacienda es el consignado como domicilio habitual en la declaración anual del IRPF o en la declaración específica de cambio de domicilio. El domicilio habitual es el habitado durante un mayor número de días al año y se tiene que indicar el título con el que se ocupa, propiedad, arrendamiento, etc. Si el domicilio que se consignó como habitual en la última declaración no fue el que se pretende deducir el año siguiente, habrá una contradicción que los ordenadores de Hacienda advertirán automáticamente, de la que solo se salvará el contribuyente si deduce solo la primera o la última parte del año, antes o después del día en que presentó la declaración afirmando que no habitaba en arrendamiento esa vivienda.

Naturalmente los cambios de domicilio en los que se suceden arrendamientos distintos permiten sumar todas las deducciones parciales.