Los contratos por once meses son, en general, una medida tramposa que han encontrado algunos dueños de intentar saltarse la Ley de Arrendamientos, que para vivienda establece un plazo de cinco años a voluntad del arrendatario. En principio cabe un contrato por un plazo inferior a los cinco años si hay una verdadera causa para dicho periodo (por ejemplo el trabajador que está empleado en Madrid, pero su empresa lo destina a Gijón y va a estar un año menos un mes que será el de vacaciones cuando volverá a Madrid, y se hace el contrato por once meses,´el típico de vacaciones por un mes o quince días). Cuando la causa no está justificada realmente el inquilino se podrá quedar tranquilamente hasta los cinco años sin que el dueño le pueda echar, y como no haya previsto la subida del IPC la renta se quedará congelada por ese periodo.

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La duración del contrato no tiene nada que ver con su forma de prorrogar.

Si es un contrato de VIVIENDA (es decir, es la vivienda habitual del inquilino), sea por 3 meses, por 6 meses, o por 11  llegado el vencimiento se prorroga obligatoriamente para el CASERO , opcionalmente para el INQUILINO,  por AÑOS COMPLETOS hasta alcanzar un mínimo de 5 años, en este caso serían casi 6.

Es falsa la creencia de que un contrato, por ser de 11 meses, finaliza a los 11 meses sin posibilidad de prórroga.

Eso puede ocurrir en un contrato de 2 años, si el destino es DISTINTO DE VIVIENDA.

Lo dicho, la duración no importa. Es el destino.

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