Los contratos en España son por cinco años, salvo que se pacte una duración más larga. Por lo tanto, el propietario ya podía haber pedido la renovación del contrato hace tres años y para ello te lo debía haber enviado fehacientemente un mes antes de la finalización. Si no lo hizo el contrato quedó automáticamnete prorrogado por tres años una vez transcurridos éstos, el contrato queda ampliado mes a mes por lo que si quiere puede echarte avisándote con un mes de tiempo.

Todo esto es válido para contratos estándar pero debes leer el tuyo por si en su momento se pacto algo diferente.

Efectivamente, pasados los 8 años el propietario puede hacer un nuevo contrato y negociar de nuevo las condiciones.