El aval bancario, garantiza unas cantidades durante un plazo. Es una garantía adicional que puede pedir el casero para asegurar la solvencia de su inquilino.

Es una práctica muy generalizada entre los caseros pero acarrea muchas gestiones para el inquilino porque los bancos solo avalan si se inmoviliza el dinero en el banco. La persona que solicita el aval bancario debe tener depósitos fijos o una cuenta vivienda para facilitar la concesión del aval, si no los tiene tendrá que depositar en el banco el importe máximo que se garantiza en el aval.

Normalmente, los bancos no quieren conceder avales bancarios con una duración superior a un año. Por esta razón, si el casero acepta este aval debe saber que si el inquilino no renueva anualmente el aval bancario podría tener un aval que no sirve para nada tras el primer año de alquiler. Así pues, de decidirse por exigir este aval, debe a su vez exigir que la duración sea de tanto como dure efectivamente el contrato con un máximo de cinco años y a primer requerimiento, es decir, que el banco de el dinero que se le solicite hasta el máximo avalado, sin necesidad de justificar legalmente la razón de la petición.

También se debe tener en cuenta el coste adicional de gestión y emisión del aval como es la firma del aval ante notario.